Hace casi un mes que estamos en otoño, que si destaca por algo es por ser la época del año en que la longitud del día se acorta más rápido. La cantidad de horas de luz diaria disminuye y eso afecta a la cantidad de hormonas como la melatonina producidas en las glándulas pineales (que afecta al crecimiento y la caída del cabello).
El sol es una fuente natural de vitamina D y según un estudio internacional dirigido por la Universidad de Georgia (EE UU), el déficit de de esta vitamina no solo afecta a la salud física –en especial a los huesos–, sino también a nuestro estado de ánimo.
Como explican en la publicación especializada Medical Hypoteses, los expertos ven una correlación clara entre los bajos niveles de vitamina D y el llamado trastorno afectivo estacional, bajones anímicos que se producen en otoño e invierno y afectan hasta al 10% de la población. Quien lo sufre tiene los mismos síntomas cada año y en la misma época, cuando las horas de luz se acortan.
Los científicos, además, saben que la vitamina D interviene en la síntesis de los neurotransmisores dopamina y la serotonina, cuyos bajos niveles están vinculados a la depresión.
Estudios anteriores han evidenciado que la cafeína estimula el sistema nervioso central aumentando la actividad de la dopamina en el cerebro, que está relacionada con las recompensas, la impulsividad, la creatividad y la adicción y que, como decíamos anteriormente, cuando sus niveles son bajos se relaciona con estados depresivos.
Recientes estudios han demostrado que tomar café nos hace ser más positivos. Comparando personas que habían tomado café con otras que no lo habían hecho, las primeras reconocían más rápidamente palabras, imágenes y sonidos positivos que las que no lo habían consumido, lo que resulta curioso ya que los humanos recordamos por igual los detalles tanto negativos como positivos de cualquier situación.