Durante los abrasadores días del tórrido verano, nuestro cuerpo necesita mucho líquido para mantener su sistema de refrigeración en plena forma. ¿Qué podría ser más refrescante que una combinación de té verde, hielo y menta?
Contamos con la ventaja de que la temperatura de consumo no influye sobre las propiedades de las infusiones.
La estrella de los tés fríos es el Le Touareg o té verde con hierbabuena; casi todos los tés verdes resultan perfectos para consumir en frío, en especial los que llevan frutas ácidas.
No solo el té es una infusión recomendable para tomar fría en verano; para aquellos que no deseen tomar bebidas que contengan excitantes, aunque estos sean ligeros, son ideales las infusiones de frutas, las de hierbas y los rooibos (una hierba todavía poco conocida en España y que llega de Sudáfrica). Todas resultan deliciosas y refrescantes servidas muy frías o con hielo.
MODO DE PREPARACIÓN:
Es muy sencillo, principalmente podemos hacerlas de dos formas: para tomar inmediatamente o elaborándolas con antelación.
La primera forma consiste en preparar el té con sólo 1/3 del agua a punto de hervir que usaríamos normalmente, y hacer la infusión un poco más fuerte, pues el frío hace que percibamos menos los sabores. Retirar el té una vez transcurrido el tiempo necesario, endulzar y añadir una buena cantidad de hielo.
La segunda forma es ideal para preparar grandes cantidades de infusión e ir consumiéndola a lo largo del día. En este caso se hace la infusión con 2/3 del agua acostumbrada, se saca la hierba y se endulza, se pone en el frigorífico y en el momento de servir añadimos un poco de hielo. En este caso, utilizar una jarra especial para té helado resulta muy práctico.