Era inevitable, al final ha llegado el frío y hay que abrigarse bien para mantenerse caliente.
Nuestra alimentación se adapta al cambio de temperatura, nos apetecen platos calientes y más calóricos que en otras estaciones y además tomamos menos líquidos.
Una buena forma para mantener la temperatura corporal y a la vez conservar un buen nivel de hidratación es tomar infusiones calientes a lo largo del día, nos hacen sentir mejor y no repercuten en nuestro peso ya que no tienen calorías.
La infusión ideal depende de nuestros gustos y de la hora del día; podemos tomar tés negros por la mañana o al medio día para animarnos y despejarnos, ya que tiene más teína que otras variedades, y por la tarde o noche mejor los tés verdes, tés rojos o tés blancos que contienen menos excitantes.
De cualquier manera, para los que prefieren no tomar teína, son ideales las infusiones de frutas, sobre todo entre comidas, porque nos calientan y nos evitan el picoteo de dulces, y las infusiones de mezclas de hierbas después de comer y antes de dormir para relajarse y hacer mejor la digestión.
La hidratación que nos proporcionan las infusiones en general también resulta beneficiosa si tenemos resfriados o gripe. Los líquidos calientes alivian la congestión, nos ayudan a eliminar la mucosidad y atenúan los dolores de garganta.
Preparados para tener un invierno cálido con una buena taza a nuestro lado.